Algo caduca
Santiago Sánchez
El Senando votó el proyecto interpretativo de la Ley de Caducidad; Fernández Huidobro renunciará a su banca y fue cuestionado el futuro de la consulta popular como herramienta política.
El resultado de la votación, anoche a las 23.00, fue el previsible: 16 votos del Frente Amplio (FA) se impusieron sobre los 15 de la oposición y del insurrecto Jorge Saravia, y el proyecto intepretativo de la Ley de Caducidad tiene media sanción. Todas las miradas estaban puestas en el líder de Patria Grande, que aparecía como la figura estelar de la sesión, que duró casi 13 horas, hasta que Eleuterio Ferrnández Huidobro anunció que renunciaba a la banca y literalmente toda la prensa ingresó a su despacho.
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El cristal con que se mire
La senadora Constanza Moreira (Espacio 609) presentó un "modelo de simulación" vinculado a los resultados del plebiscito que se sometió a votación en octubre de 2009, junto a las presidenciales. Según estimó la politóloga, una disputa entre la papeleta rosada del Sí y una eventual "competidora" habría terminado con un resultado favorable para la primera de 44% a 43%. "Nosotros, con esta mayoría que tenemos, no estamos violentando el resultado, sino ratificando los resultados de una votación que a mi juicio fue reglamentaria, pero que no alcanzó la mayoría que requería", sostuvo.
El senador Jorge Larrañaga (Alianza Nacional) fue el primero en llegar a la sesión, a las 9.00. Su intervención en la tarde, una de las 20 que pudieron escucharse, tendría un rol protagónico. La inconstitucionalidad del nuevo proyecto interpretativo, la imposición que se hace del derecho internacional sobre el mandato jurídico y los dos pronunciamientos populares que antecedieron a esta instancia fueron los argumentos más repetidos por la oposición.
Apenas un ingrediente nuevo se sumó al debate: la frase de Tabaré Vázquez de que "no siempre las mayorías tienen la razón", que se pronunció después de la primera votación en la Cámara de Diputados. "No puedo aceptar bajo ningún punto de vista que las mayorías en determinados temas no tengan la razón", dijo un indignado Larrañaga. Luego el senador Jorge Saravia se expresaría en una línea similar. El punto fue profundizado por Luis Alberto Lacalle, cuando señaló que lo importante no es que las mayorías tengan razón, sino que éstas son las que otorgan "legitimidad".
Como era de esperar en un debate con estas características, fueron recurrentes las menciones al pacto del Club Naval, a Wilson Ferreira Aldunate, Liber Seregni, Gonzalo Aguirre, Enrique Tarigo y Julio María Sanguinetti.
Resulta difícil contabilizar cuántas veces durante la maratónica sesión de mañana-tarde-noche los senadores de la oposición utilizaron la frase de José Artigas "mi autoridad emana de vosotros, y ella cesa ante vuestra presencia soberana". Fueron muchas.
"Vázquez interpretó la ley como lo hubiera hecho Wilson si hubiera sido presidente", disparó en un momento Saravia. El senador de Correntada Wilsonista Francisco Gallinal repasó el periplo histórico de la Ley de Caducidad hasta la actualidad y disparó contra el senador Rodolfo Nin Novoa (Alianza Progresista), ausente en la sesión y opositor al proyecto interpretativo que se votaba ayer. Gallinal dijo que el FA nunca más debería recolectar firmas para un plebiscito "porque le importa un pito la consulta popular", una aseveración que provocó la reacción de Enrique Rubio (Vertiente Artiguista). Sin pedir la palabra, Rubio le gritó: "Hasta ahí venías bien" y luego le hizo un gesto de reprobación. "Venía bien y voy a venir mejor", reaccionó el nacionalista.
El colorado Ope Pasquet hizo un extenso y por momentos complejo análisis jurídico, en respuesta a temas que antes había tocado el miembro informante por la mayoría, el frenteamplista Óscar López Goldaracena. Pasquet también hizo valoraciones políticas: "Gregorio Álvarez está preso y José Mujica es presidente. ¡Ésa es la demostración más importante de que la ley sirvió!".
La asistencia en las barras fue menor que la que tuvo la votación en Diputados hace siete meses. Durante las primeras cuatro intervenciones (López Goldaracena, Gallinal, Pasquet y el nuevoespacista Rafael Michelini) había público, pero en el correr de la tarde la concurrencia fue mermando. Luego de las palabras de Larrañaga -y el llamativo silencio de Bordaberry, que relató toda la sesión por Twitter y habló recién al final de la sesión-, le llegó el turno a Saravia, que pintaba para ser la estrella de la jornada. Al menos era lo que las barras esperaban.
Pero el discurso del ex Espacio 609 fue breve. Advirtió, frente a la mirada atenta de los senadores blancos, que la ética política debe estar por encima de la disciplina partidaria. Al igual que Gallinal, Saravia pidió que Mujica, al que definió como "un republicano", vete la norma. "Quiero ver si la izquierda mañana es minoría, de qué forma se van a juntar las firmas", advirtió. Pero cuando todos en el hemiciclo pensaban que habían visto el momento más intenso de la sesión, llegó Eleuterio Fernández Huidobro, y Saravia pasó a un segundo.
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