lunes, 16 de febrero de 2009

No son delincuentes; su único delito es ser consecuentes!


Morelos, Foto Víctor Camacho


Xochitepec, Mor., 16 de febrero. Nos condenaron injustamente pero nunca van a callarnos”, soltó Antonio Cerezo frente a un centenar de estudiantes universitarios y un río de fotógrafos que esperaban atentos su excarcelación. Héctor, su hermano, no dejaba de mostrar sonrisas, para luego, mientras caminaba entre la muchedumbre, expresar: Ahora seguiremos luchando por los presos políticos del país y por la presentación de los detenidos desaparecidos de ayer y hoy.

Los jóvenes abandonaron esta tarde el penal estatal de Atlacholoaya tras compurgar una sentencia de siete años y seis meses de prisión. Un juez y dos tribunales federales los encontraron penalmente responsables de los delitos de posesión de armas, cartuchos y explosivos. Los cargos que no prosperaron fueron los de terrorismo y asociación delictuosa.

Héctor, de 31 años, y Antonio, de 29, fueron detenidos el 13 de agosto de 2001 en su domicilio, en una empinada callejuela de Xochimilco, tras haber sido acusados por la Procuraduría General de la República (PGR) de haber hecho estallar, seis días antes, tres petardos en sucursales de Banamex, y de pertenecer a las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FRAP), junto con otro hermano, Alejandro, y dos hombres más, Pablo Alvarado y Sergio Galicia. Hoy todos están libres.

Datos de la Secretaría de la Defensa Nacional refieren que estos hermanos son hijos de Francisco Cerezo Quiroz y de Emilia Contreras, seudónimos de Tiburcio Cruz y Elodia Canseco, supuestos máximos dirigentes del Ejército Popular Revolucionario (EPR).

En su momento, las FRAP, escisión del antiguo Procup, que actúa al margen del esquema del EPR, precisaron en un comunicado que ninguno de los detenidos por la explosión de las bombas de fabricación casera eran combatientes suyos. También los Cerezo negaron desde un inicio formar parte de algún movimiento subversivo.

Durante seis años, Antonio y Héctor estuvieron recluidos en los penales de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco, y Matamoros, Tamaulipas, respectivamente, pero hace 13 meses fueron reubicados en el Centro de Readaptación Social de Atlacholoaya.

En marzo de 2005, Alejandro, el menor de los Cerezo, fue exonerado por un tribunal colegiado de todos los delitos que le imputó la PGR, entonces a cargo del general Rafael Macedo de la Concha, y por ello salió del penal federal del Altiplano. Estuvo injustamente preso durante tres años.

Ayer, frente a sus hermanos recién excarcelados, Alejandro ratificó su postura pública de que el Estado mexicano convierte en delincuentes a quienes disienten del régimen.

Los hermanos abandonaron la cárcel de Morelos casi a las 13:30 horas, y de inmediato fueron rodeados por estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México, por integrantes del Comité Cerezo, del Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra-Atenco, del Comité 68, así como por miembros de la pacifista organización no gubernamental Peace Brigades International.

Francisco y Emiliana, los otros hermanos Cerezo que fueron ajenos a los petardazos, esperaban la excarcelación desde las 10 horas.

Francisco dijo que los ex reclusos buscarán la manera legal de exigir una sanción a las autoridades que inventaron delitos y torturaron a mis hermanos; tanto a Alejandro, quien fue exonerado de todos los cargos, como a Héctor y Antonio, a quienes también se les torturó durante su estancia en penales de máxima seguridad.

La libertad de estos hermanos se dio entre la algarabía de sus seguidores. Machete en mano, habitantes de Atenco, encabezados por Trinidad Ramírez Velázquez, Trini, esposa de Ignacio del Valle –preso en el Altiplano tras los enfrentamientos con policías en Texcoco y Atenco, en mayo de 2006– corearon una y otra vez: ¡Presos políticos: libertad! Luego, estudiantes universitarios gritaron, convencidos: Los hermanos Cerezo no son delincuentes; su único delito es ser consecuentes.

Por otra parte, el PRD exigió al gobierno federal indemnización para los hermanos Cerezo por los daños físicos y morales que les causó la prisión.

En un comunicado, la secretaria de Seguridad Justicia y Derechos Humanos, Socorro Ceseñas, expresó la satisfacción del partido por la liberación de los hermanos, pero, dijo, está acompañada de indignación y de una condena rotunda al gobierno federal por el sinnúmero de abusos y tratos crueles a los que se les sometió durante los años que estuvieron presos.

Con información de Alma Muñoz

http://www.jornada.unam.mx/2009/02/17/index.php?section=politica&article=011n1pol