lunes, 25 de enero de 2010

El asesino torturador Manuel Cordero ya está en Argentina para ser juzgado





Fuente: Agencia EFE
Brasil extradita a Argentina al ex represor uruguayo Manuel Cordero

Sao Paulo, 23 ene (EFE).- El militar retirado uruguayo Manuel Cordero Piacentini, acusado de participar en la Operación Cóndor de las dictaduras suramericanas en los años setenta, fue extraditado hoy a Argentina, donde responderá por cargos relacionados con violaciones a los derechos humanos, informó hoy una fuente oficial.

El servicio de guardia de la Policía Federal (PF) brasileña en el sureño estado de Río Grande do Sul indicó a Efe que Cordero fue trasladado en una ambulancia desde Santana do Livramento, ciudad fronteriza con Uruguay, hasta Uruguaina, donde fue recibido por las autoridades argentinas.

En Uruguaiana, limítrofe con Argentina, Cordero fue sometido a un nuevo examen médico y entregado a agentes argentinos, quienes dispusieron su traslado hasta Buenos Aires en una ambulancia del vecino país.

Según la información de la PF en Porto Alegre, capital de Río Grande do Sul, Cordero recibió el viernes la autorización para dejar el hospital en Santana de Livramento, con el compromiso previo del Gobierno argentino para que el militar retirado continúe un tratamiento cardiológico en Buenos Aires.

La extradición de Cordero se había aplazado debido a los problemas de salud que padece el ex militar de 71 años.

Cordero, que pasó los últimos seis meses en prisión domiciliaria en la ciudad brasileña de Santana do Livramento fue sacado el martes de su casa por agentes de la PF brasileña, pero como el acusado dijo sentirse mal, los policías lo trasladaron al hospital Casa de Saúde de esa ciudad.

El ex represor, quien se retiró con el rango de mayor, había apelado el lunes ante el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil para evitar su extradición a Argentina.

En Argentina, cordero deberá comparecer ante el juez federal de Buenos Aires Norberto Oyarbide quien lo interrogará en la causa que instruye en forma provisional por violaciones a los derechos humanos cometidos en la Operación Cóndor.

Arrestado en Brasil en 2007, Cordero presentó un recurso para interrumpir el proceso de extradición, al considerar que se le debe aplicar la ley de amnistía de Brasil, de 1979, por la cual se perdonaron los crímenes de la dictadura en este país.

El STF, la máxima corte del país, aprobó el pasado agosto la extradición a Argentina, donde se le acusa de la desaparición de diez personas, el secuestro de un bebé y de 32 casos de torturas contra detenidos en 1976 en un centro clandestino.

Entre los cargos está la tortura y asesinato de Marcelo Gelman, hijo del poeta argentino Juan Gelman, de la desaparición de la mujer de Marcelo Gelman y nuera del literato, María Claudia García, y el rapto de su hija, encontrada en 2000 después de haber sido adoptada por un policía uruguayo y tras una larga búsqueda por parte de su abuelo.

La extradición de Cordero también fue inicialmente solicitada por Uruguay, pero este pedido fue rechazado porque los crímenes fueron cometidos en Argentina.

En enero, los abogados de Cordero presentaron dos recursos de hábeas corpus, uno para intentar anular el juicio de extradición y otro para que se le permita trasladarse a Porto Alegre para someterse a una operación cardiaca.

La defensa alega que el militar no ha sido acusado formalmente en ningún tribunal de Argentina y que, en la solicitud de extradición, se omitió el compromiso de no aplicarle la pena perpetua, lo que incumpliría los tratados entre ambos países, puesto que en Brasil la pena máxima es de treinta años de prisión.

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Fuente: AFP

El ex represor uruguayo Manuel Cordero fue extraditado a Argentina

sábado, 23 de enero, 19.12

AFP

El militar retirado uruguayo Manuel Cordero, acusado de participar de actos represivos en territorio argentino en la década de 1970, fue extraditado este sábado a Argentina, informó a la AFP la oficina de la Policía Federal brasileña en Rio Grande do Sul (sur).

La extradición de Cordero a Argentina había sido ya decidida por el Tribunal Supremo brasileño, aunque la medida fue postergada porque los abogados del ex militar alegaron que su estado de salud aconsejaba que permaneciera hospitalizado en la ciudad brasileña de Santana do Livramento (frontera con Uruguay).

"Este sábado, Cordero fue sometido a un examen médico y trasladado en ambulancia a la ciudad de Uruguaiana (frontera con Argentina). Allí, después de otros exámenes, fue entregado a una ambulancia con agentes de la Policía Federal Argentina", dijo un portavoz de la Policía Federal de Brasil.

Según la fuente, el traslado de Cordero a Uruguaiana para su entrega a las autoridades argentinas fue posible porque "el hospital donde se encontraba recibió un compromiso de las autoridades argentinas de que continuarían el tratamiento. Por eso fue liberado del hospital y se procedió a su entrega".

Poco más tarde, una nota oficial de la Policía Federal indicaba que se "entregó al fin de la mañana de este sábado a las autoridades argentinas al militar uruguayo retirado Manuel Juan Cordero Piacentini, en cumplimiento de la orden de extradición determinada por el Supremo Tribunal Federal (STF)".

El ex militar es acusado de ser uno de los responsables de la "desaparición forzada" del uruguayo Adalberto Soba, ocurrida en 1976 en Argentina, en el marco de la célebre 'Operación Cóndor', que coordinaba la represión política en los países del Cono Sur.

Pesan también sobre él acusaciones de secuestro de opositores políticos y participación en el asesinato de dos parlamentarios uruguayos, el senador Zelmar Michelini y el diputado Héctor Gutiérrez Ruiz, en mayo de 1976 en Argentina.

Uruguay también había pedido a Brasil la extradición de Cordero por violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura en ese país (1973-1985), pero la justicia brasileña se decidió por enviarlo a Argentina, que es donde se cometió el delito del que se le acusa.

Tras permanecer prófugo durante años, Cordero, ex coronel y agente de inteligencia del Ejército uruguayo, fue detenido en febrero de 2007 en Santana do Livramento a petición de la justicia argentina y posteriormente también solicitado por Uruguay.

Originalmente estaba previsto que Cordero fuera entregado a las autoridades argentina el pasado martes, pero el militar dijo que no se sentía bien y pidió la presencia de un cardiólogo. Un médico determinó su hospitalización y con ello el proceso quedó detenido hasta este sábado. Las autoridades argentinas se comprometieron a garantizar la continuidad del tratamiento médico de Cordero, y de esa forma las autoridades brasileñas procedieron a la entrega del ex militar.

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Fuente: Revista Caras y Caretas, Nª 182 del 4 de febrero de 2005.

El prontuario de Cordero

Escribe: Hugo Cores

Manuel Cordero no es un individuo que tenga historia. No debiera contaminarse la palabra remitiéndola a tan sórdida materia: Cordero en realidad lo que posee es un prontuario criminal y unos demasiados flacos antecedentes judiciales por hechos relativamente recientes.

Su prontuario criminal no constituye una pieza oficial, un obrado de la administración de Justicia: se encuentra, más bien, disperso en decenas o centenas de testimonios judiciales de sus víctimas, los que logramos sobrevivir y en las crónicas periodísticas de los reporteros tenaces que han ido trazando las marcas de su luctuosa trayectoria como funcionario del ejército uruguayo.

Se podría esbozar un paralelo entre las primeras intervenciones de este individuo con el proceso de deterioro y derrumbe del estado de derecho de nuestro país. Y no sólo en el nuestro, donde ha gozado largamente de una vergonzosa impunidad, sino también en los países vecinos.

De Cordero se empezó a hablar después de 1968, cuando en el país funcionaba, ya algo renga y maltrecha, nuestra democracia política. Funcionaba el Parlamento, existía una Suprema Corte de Justicia y un presidente de la república que cada día más se apoyaba en la policía, los militares y el miedo para gobernar y cada vez menos en las instituciones de la República.

Por entonces ya revistaba en los Servicios de Inteligencia y participaba en las primeras grandes “viabas” que se inflingieron en al país a presos y presas por razones políticas o sindicales.

Como el caso de Astiz en Argentina, a Manuel Cordero no se le han reconocido nunca especiales méritos en el desarrollo específico de la acción militar, como temerario combatiente sino como hombre de la represión interna. Formaba parte de los que “intervenían en la lucha” cuando los “enemigos” ya estaban presos, esposados y debidamente encapuchados, para mantener el anonimato de sus heroicos captores. Sobre las acciones de Cordero como torturador tres o cuatro años del golpe militar hay decenas de denuncias.

En 1972, a partir de la declaración del Estado de Guerra Interno, junto con José Gavazzo y Jorge “pajarito” Silveira, formó parte de los grupos itinerantes que recorrieron todas las unidades militares del país en las que había presos.

En algún momento se dijo que “enseñaban” técnicas de tortura. Es un concepto a examinar.

En realidad las torturas que se encargaron de diseminar por el país los hombres de la OCOA no tenían grandes innovaciones “técnicas” con relación a las que se habían aplicado antes.

En realidad los que Gavazzo, Cordero y Silveira transmitían era una tesitura moral, una lección de ética: se puede imponer tormentos a un hombre o una mujer amarrados. Se puede y se debe hacer. Y una vez hecho uno puede estar tranquilo consigo mismo, puede dormir en paz.

Esa fue la lección que impartieron, más que la de la picana, el tacho, el plantón o el caballete.

Una especie de “vidas paralelas”, decíamos, entre el crecimiento de las hazañas de Cordero y el descaecimiento del Estado de Derecho, el predominio de la fuerza, de la prepotencia, del miedo. Y de la hipocresía de los que sabían y callaban. De los políticos civiles, como Bordaberry, como Batlle, como Sanguinetti, que dieron cobertura legal a la práctica sistemática de estas formas del terrorismo de Estado de los años 60.

Después del golpe de 1973, la patota de la OCOA pasó a revistar como SID, Servicio de Inteligencia de Defensa y empezó a formar parte de las legión uruguaya del Plan Cóndor.

Su vinculación a la represión política -legal e ilegal- en la Argentina, proviene de los años 73 y 74, tres años antes del golpe militar que derrocara al gobierno peronista de Isabel Perón.

Pocos expedientes judiciales en la República Argentina y en Uruguay contienen más testimonios coincidentes que las denuncia contra Cordero por su actuación en Orletti.

Su nombre es, como el de Gavazzo, un símbolo de la impunidad en los casos más documentados: el secuestro de Elena Quinteros, el robo de su hijo Simón a Sara Méndez, la apropiación por Furci de Mariana Zaffaroni y el infame asesinato de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz.

De pocos oficiales se conocen tantas rezones para la actuación de la Justicia. En Argentina, ya hay, desde casi 20 (veinte) años un pedido de extradición por estos delitos.

¿No habrá llegado la hora de justicia para Cordero?